jueves, 22 de marzo de 2007

Snickers: Stop and go

Campañas desestimadas



http://www.marcvidal.cat/photos/grans_campanyes_desestima/cool_ads_035.html
¿Cual es el límite?

Los tiempos cambian, y cada vez a tiempos más acelerados. No hay duda de que vivimos en el universo Starbucks, y que todos tenemos un precio. En Alemania no es extraño ver que los estadios tengan el nombre de grandes empresas, así podemos ver como el estadio del Borussia, antes denominado Westfalenstadion, pasó a llamarse Signal Iduna Park. Signal Iduna es una empresa de seguros que compró los derechos del nombre. En Hanover se encuentra el AWD-Arena, nombre que recibió el antiguo Niedersachsenstadion después de su remodelación en el año 2002, y que es la abreviación del banco alemán Allgemeine WirtschaftsDienst. Otras grandes marcas comerciales y bancos han puesto nombre a diferentes estadios de ese país, algunos ejemplos son el Commerzbank-Arena (Frankfurt), AOL Arena (Hamburgo), Allianz Arena (Múnich), Easycredit-stadion (Núremberg), etc.
En España se puso el grito en el cielo hace un par de años cuando el Gobierno de Navarra cambió el nombre del estadio del Osasuna, antes llamado El Sadar, pasando a denominarse Reino de Navarra (tras una suma de dinero considerable). El nuevo estadio del RCD Mallorca también cambió su denominación, pasando de ser el estadio de Son Moix al ONO estadi.

Hace años leí que en un futuro, las marcas comerciales pagarían para que un padre le pusiera a su hijo su nombre comercial, imagina compartir pupitre con un tal Nike García o Adidas González. Lo que en un principio me pareció una locura, cada vez toma más fuerza y lo que hace años era gracioso, leyendo algunos nombres cubanos como Yonismí o Usanavis (transcripciones de Jhony Smith o USA Navy) va cogiendo forma y fuerza, y no dudo que en breve nuestro vecino se llame Cocacola Pérez.

En el video tenemos un ejemplo de alguien que se ha convertido en un soporte de publicidad gratuito para una serie de marcas comerciales, una especie de David Meca (nadador español que utiliza su cuerpo para llevar las marcas que le patrocinan, pagando por supuesto), pero sin cobrar, y alardeando de lo "guays" y "originales" de sus tattoos.

El rey del tattoo

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